Para las personas de edad avanzada la familia cumple un papel fundamental en contribuir con su accionar a su bienestar físico, emocional y espiritual, lo cual representa para ellas una posibilidad de permanecer, participar, interactuar y ser aceptadas en el grupo familiar, todo lo contrario a lo que sucede cuando experimentan vivencias de exclusión y vulnerabilidad en otros ámbitos y grupos de la sociedad
El rol que cumple la persona mayor en el núcleo familiar y en la sociedad, ha sido variable a lo largo de la historia de la humanidad, gracias a la percepción que han tenido las personas acerca de la última etapa del ciclo vital del individuo “la vejez”. Para las personas de edad avanzada la familia cumple un papel fundamental en contribuir con su accionar a su bienestar físico, emocional y espiritual, lo cual representa para ellas una posibilidad de permanecer, participar, interactuar y ser aceptadas en el grupo familiar, todo lo contrario a lo que sucede cuando experimentan vivencias de exclusión y vulnerabilidad en otros ámbitos y grupos de la sociedad.
La interrelación entre la persona mayor con su familia y la sociedad han evolucionado en las últimas décadas de forma apresurada. Asimismo, los conceptos de adulto mayor, las estructuras familiares y el rol que cumple cada miembro del núcleo familiar han variado de forma considerable.
Algunos de los cambios representativos en la sociedad hacen referencia al aumento de esperanza y años de vida de las personas mayores, ya sea en buenas o malas condiciones, el fácil o difícil acceso a su jubilación, su participación y representatividad en la comunidad que los rodea o por el contrario su exclusión de dichos ámbitos. Es aquí donde no se puede desconocer las vivencias que tienen diariamente las personas mayores al interior o exterior de su ámbito familiar, donde las figuras de belleza, juventud, productividad y consumo cobran mayor importancia en un mundo globalizado, donde si las personas no están en esta lógica se observan como “seres diferentes” sin tener espacio en dicha sociedad competitiva. Es por ello que algunas personas mayores tienden a identificarse con el rol impuesto por la sociedad en esta etapa de su vida, un rol que puede ser el de un adulto mayor discriminado, excluido, abandonado y en el olvido, o puede suceder todo lo contrario, observar un adulto mayor con capacidad de auto valorarse, de visualizarse como un sujeto de derechos, capaz de tomar decisiones e integrarse en diferentes ámbitos de la sociedad, un ser transmisor de valores y sabiduría a otras generaciones, todo gracias a un legado de experiencias y conocimientos obtenidos durante su historia de vida.
Desde este punto de vista, se considera importante hacer claridad en los imaginarios colectivos que se tienen acerca de la persona mayor y su familia, teniendo en cuenta que éstos son permeados por los cambios que se presentan diariamente en la realidad social tal como se menciona en líneas anteriores, sin olvidar el papel que juega el adulto mayor en la familia y viceversa.
“La unión de la familia no se mide por el número de miembros, sino por la unión que hay en ellos” San Agustín
Ahora bien, desde el área de Trabajo Social de la Fundación Berta Arias de Botero se hace énfasis en que la familia debe considerarse como una red de apoyo primordial para el bienestar de las personas mayores institucionalizadas en el Centro de Bienestar al Anciano San Bernardo, pues es necesario que continúen cumpliendo un rol fundamental al asumir el compromiso de brindar acompañamiento y mayor protección al adulto mayor, evitando así alteraciones a nivel emocional que pueden llegar con el tiempo, debido al proceso de institucionalización, ya que esta situación en algunos casos, conlleva a que las personas mayores experimenten sentimientos de abandono, confusión y ausencia de afecto.
Es así, como a través de estrategias de trabajo grupal e individual con las redes de apoyo familiar de los adultos mayores institucionalizados y siendo éstas coordinadas por las áreas de Trabajo Social y Dirección del Centro de Bienestar, se enfatiza en la importancia de fortalecer vínculos sociofamiliares que conlleven a incrementar el acompañamiento a los adultos mayores, teniendo en cuenta que a raíz del proceso de institucionalización experimentan cierta reducción de su actividad social, lo que incrementa para ellos el valor de compartir momentos y espacios con los integrantes de su grupo familiar, considerándolos como un apoyo insustituible.
En este orden de ideas, se considera de gran importancia que los miembros del grupo familiar propicien espacios de interacción social donde la persona mayor no se sienta aislada, todo lo contrario, que dichos espacios permitan el aumento de la autoestima y la autovaloración sin perder sus capacidades, teniendo la oportunidad de realizar actividades propias de su edad.
A modo de conclusión se puede decir entonces que las actividades realizadas en familia con el adulto mayor contribuyen al aumento de su autoestima, el aprovechamiento del tiempo libre, valorar su vida actual, que se sienta importante y útil, haciéndolo partícipe en la toma de decisiones al interior del ámbito familiar, lo cual permite prevenir el padecimiento de síntomas depresivos o deterioros físicos y mentales en la persona mayor.
Foto: Redes de apoyo de los adultos mayores del CBA San Bernardo, participando activamente de la reunión anual de acudientes
Autora
Nora Carolina Bolívar Santamaría
Directora CBA San Bernardo